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La música se vuelve una realidad al tensionar una cuerda – este es otro ejemplo de un estado de DLE entre las polaridades. La tensión a la cual estamos sujetos en esta Nueva Era, con frecuencia es considerada por la mayoría de las personas como una forma de estrés que se debe desechar. Sin embargo, en realidad es la base de la salud y la capacidad de resonar.
Desde el principio se nos dice que la música se crea en respuesta a la doctrina implícita de la correspondencia. La idea de que todas las cosas están unidas por un lazo indestructible (inviolato vinculo) se basa en un pasaje que se encuentra en la Obra de Platón:
El cuerpo del Cosmos se armonizó en sus proporciones y empezó a existir con cuatro elementos. Esta condición de unidad e identidad es indisoluble por cualquier otro agente que no esté relacionado con el que los unió en un principio.
Tanto para Fludd como para Platón, el vínculo indisoluble es la proporción. Es gracias a la proporción que el macrocosmos está relacionado con el microcosmos. Fludd ilustra esta idea en su microcosmi monochordum humaniae: el hombre, el microcosmos y sus diversas partes -anatómico, mental y espiritual- son armonizadas por una cadena indisoluble, es decir, la cadena y sus armoniosas proporciones diferentes.
Louis Charpentier opina:
El monumento gótico, de perdurar, requiere un ajuste perfecto entre el peso y el empuje; el peso que genera el empuje se convierte en su propia negación. La actividad en la piedra es por lo tanto, un estado de tensión constante que el arte del maestro de obras puede ajustar como una cuerda de arpa. Podríamos decir que ésta es la similitud entre una catedral gótica y un instrumento musical.
Keppler rigurosamente investigó el espacio auditivo a través de la experimentación. Los seguidores de Pitágoras limitaron su sistema musical para los tres intervalos mencionados anteriormente. Keppler, por su parte, trató de determinar todas las posibles relaciones armónicas para el sonido, así como todo lo relacionado en torno al dominio de la geometría y las matemáticas.
Refutando las teorías musicales de los antiguos griegos, Keppler se preguntó si realmente eran una “unidad” o el “uno” común a todas las divisiones armónicas de la cadena. ¿Había un intervalo más pequeño o “factor común” de la que podría ser la armonía?
Keppler descubrió que no había tal.
Los esfuerzos para encontrar un “factor común” provocó pequeñas discrepancias, tales como 1/81 de una octava (llamada coma sintónica en términos musicales) entre las armonías. Sin un sistema de “temple” para el ajuste de estas discrepancias, las “comas” que se acumulan en un instrumento basado en la igualdad de los pasos, tales como el piano, rompen las armonías.
Vincenzo Galilei (1520-1591), padre de Galileo Galilei y teórico musical, abogó por un sistema de afinación que “partiera de la diferencia” de las “comas”, con el fin de facilitar la composición y la interpretación en el piano.
Keppler considera a la idea anterior como simplista y equivocada; se tenía que encontrar un sistema más elegante para el ajuste.
Al igual que las órbitas planetarias no se basaban en círculos perfectos, la armonía de los principios subyacentes no podía ser reducido a átomos musicales “sin sacrificar la consonancia real”.